Día de los niños

Por: Rosa Maria Ramírez Reyes.

La pulcritud de su mirada, la palabra tierna, la pregunta una y otra vez repetida, las manecitas y su diminuta figura dan fe de su presencia, mágica, afortunada, divina… porque así se muestran ante los ojos adultos nuestros infantes, esas personitas sorprendentes que dan vida a la vida.

Como cada tercer domingo de julio, niñas y niños cubanos celebran su día; en cualquier sitio de la geografía nacional la jornada es motivo de jolgorio porque estas personitas son “las que saben querer, la esperanza del mundo” como les calificó Martí.

La fecha se escogió, después de una reunión que sostuvieran el 6 de julio de 1973 el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, junto con el General de Ejército Raúl Castro Ruz y otros miembros del secretariado del Partido y una representación de los pioneros de todo el país, cita en la cual se evaluó la posibilidad de un día en el que ya todos estuvieran de vacaciones y así nació el tercer domingo de julio.

Una gran fiesta con juegos de participación, festivales culturales y deportivos, presentaciones de artistas, proyección de películas, prácticas de computación, encuentros con la naturaleza, entre otras opciones tienen hoy nuestros príncipes enanos en plazas, parques, casas de cultura, y los propios consejos populares de la comunidad.

El Palacio de Pioneros Camilo Cienfuegos, villa de verano para escolares de zonas rurales, y el parque 25 de diciembre son escenarios principales de la algarabía infantil este 21 de julio.

La fantasía e imaginación alcanzan límites mayores porque los protagonistas de tan especial jornada así lo consiguen en cada espacio donde se juntan llenos de la alegría que caracteriza a la niñez cubana.

Parques, plazas, instalaciones pioneriles, teatros, canchas deportivas, hogares de niños sin amparo familiar, hospitales y salas de pediatría: en todas partes será el convite, en un país que a sus pequeños consagra, no uno, sino cada día, para que vivan a plenitud, esa que Martí llamó “la Edad de Oro”.