El 16 de octubre se inscribió en la historia patria

Por: Rosa María Ramírez Reyes.

Hoy pudiera ser un día cualquiera en el calendario para unos cuantos en el mundo; pero, los cubanos  si tenemos conciencia de que el 16 de octubre se inscribió en la historia patria. Sería en 1953, cuando en esa fecha el doctor Fidel Castro Ruz, en una salita del hospital Civil de Santiago de Cuba pronunciaba su alegato de autodefensa en el juicio por los sucesos del 26 de julio.

Cada palabra contenida en la declaración del joven abogado exponía la evidente lucha  de los cubanos por la soberanía definitiva; y desde entonces todas son  definiciones del camino escogido para no dejar morir las tradiciones heroicas del pueblo y también bases sólidas en el perfeccionamiento de la obra.

Ahí se cimentaba con sangre y amor  el propósito de hacer por el pueblo y para el pueblo, salía a la luz el Programa del Moncada, guía auténtica de la ruta marcada en pos de abolir los males que aquejaban al país: “ el problema de la tierra, el problema de la industrialización, el problema de la vivienda, el problema del desempleo, el problema de la educación y el problema de la salud del pueblo; he ahí los seis puntos a cuya solución se hubieran encaminado resueltamente nuestros esfuerzos, junto con la conquista de las libertades públicas y la democracia política." Eran enunciados por el jefe de los moncadistas,

A sitio sagrado pasó aquel acto de firmeza y patriotismo extraordinario, en el que Fidel Castro concluía su testimonio con la reconocida frase:  "Condenadme, no importa, la historia me absolverá".

Seis años después materializarían la victoria y con ella comenzarían las respuestas con leyes y hechos, con verdades sustentadas en el esfuerzo y apoyo popular. Transcurridos 57 años se perfeccionan los caminos, pero se mantiene la esencia del porqué se fue al Moncada y luego a la Sierra.

Absuelto por la historia, el líder indiscutible de la Revolución Cubana,  hoy protagoniza en bien de la especie humana una tenaz lucha por la paz y con la misma vehemencia que en 1953 denuncia los males que caracterizan al mundo, donde la hegemonía militar de unos ponen en peligro la vida de todos en el planeta.