Mujer: esencia de flor y bravura
Por: Rosa Maria Ramírez Reyes.
En la forja de la obra nueva siempre han estado las féminas cubanas, quienes vieron con el enero triunfal caminos diferentes en el hacer que las pusieron junto a los hombres en el centro de atención de los cambios revolucionarios.
Para las encomiendas de entonces y de los tiempos futuros hacía falta una organización que las aglutinara, así nació la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), cuya simiente está en la nobleza de ideas de sus creadores: Vilma Espín Guillois y Fidel Castro Ruz.
Sería el 23 de agosto de 1960 la fecha del calendario para echar a andar la FMC; vendrían las creaciones en las diferentes regiones del país y mujeres emprendedoras se encargarían de unirlas en cada zona.
En Puerto Padre, a principios de octubre de ese mismo año Paula Labrada, Matilde Miranda, Lidia Jareño y Esperanzita Freijoso, asumieron el gran reto y de manera voluntaria comenzaron a juntar a todas las que estaban dispuestas a pertenecer a la Federación de Mujeres Cubanas, bajo la guía de la incansable luchadora Vilma Espín.
Movilizaciones a la agricultura, al café, empleos bien remunerados y preparación necesaria para ascender en la sociedad, creación de círculos infantiles y plena igualdad les deparó el movimiento femenino naciente más de media centuria atrás.
De los primeros pasos a hoy es largo el camino transitado, pero la Federación de Mujeres Cubanas sigue siendo la misma: esencia de flor y bravura, acción y coraje, luz propia de progreso y paz.
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