Crónica a un ídolo
Por. Rosa María Ramírez Reyes.
En el ring se ha escuchado el sonido final del último round, el campeón de siempre terminó el combate con la gran victoria de haber vivido para su pueblo. Por eso, aparece el silencio como el más sentido de los tributos.
El silencio es forma bella de expresar el dolor; y es que ese repentino viaje del más grande de los boxeadores amateur de la historia ha provocado una gran tristeza entre sus fieles admiradores, amigos, vecinos de la infancia, familiares,… cubanos.
En Delicias, en su casona de toda la vida, un manto lúgubre se ha tendido solo, como anunciando que está de luto el barrio donde nació el ídolo de los humildes, donde Pirolo dio sus primeros pasos y empezó adelantarse en el tiempo para ser un gran triunfador.
Cuba entera revela afligida la pérdida de Teofilo Stevenson Lawrence, el hombre sencillo que dejó a un lado riquezas para seguir compartiendo con su pueblo la ruta emprendida.
Tantas veces al lado de Fidel, engrandecieron su corazón de patriota agradecido por el amigo que siempre le felicitó tras cada victoria, cada combate.
Colmado de gloria se va Teófilo a sitio sagrado, dejando huellas indelebles de buen atleta, de cubano digno, de verdadera gloria deportiva.
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Rosa María -
Gabriel Manuel -