Celia: flor autóctona de la Revolución
Por: Rosa María Ramírez Reyes.
Para que mayo sembrara amor por la verdad y lo inmensamente humano, nació una flor en medio de la serranía oriental cubana, y desde su llegada al mundo, anunciaba con su aroma natural que se convertiría en guerrillera sabia para dar a los demás y sembrarse en los corazones de todos.
En Media Luna, el noveno día de ese mes 1920 acontecía el nacimiento; para Manuel y Acacia, llegaba la quinta hija, y con el advenimiento cerraban el supremo sueño de una familia sencilla y prodiga de pasión por la tierra natal.
Celia Sánchez Manduley se vinculó desde muy joven al Movimiento 26 de Julio, creado con la finalidad de aglutinar a todos los hombres y mujeres, dispuestos a combatir para acabar con la opresión en el país.
Desplegó una intensa labor clandestina en condiciones realmente difíciles. Fue enlace principal entre los grupos revolucionarios en Manzanillo, Niquero y Pilón. Además, sirvió de contacto entre la Sierra y el Llano.
Al incorporarse a la guerrilla en la Sierra Maestra, su misión consistió en asegurar las comunicaciones, proveer los alimentos, atender las necesidades del campesinado. Nunca se le vio disgustada o cansada: sacaba fuerzas de su gran corazón para atender con infinita paciencia a todo aquel que reclamaba su ayuda.
Se ocupaba también de la seguridad personal de Fidel Castro y de la incorporación de las mujeres en todos los aspectos de la vida guerrillera.
Bajo el seudónimo de "Aly", primero, y "Norma", después- ejecutó un formidable trabajo de organización en las lomas.
El gran amor de su existencia fue la Revolución. Por ella, lo antepuso todo, se desveló, dio el alma, también la vida".
Su nombre y su figura sólo esporádicamente aparecían en público, pero no hacía falta. El pueblo sabía que ella estaba allí, donde debía estar como la sal invisible en el inmenso mar de la Revolución. Y así, día tras día, se adentró más y más en el corazón de los cubanos, conquistando ese lugar tan difícil de escalar que es el cariño, la admiración y el respeto de un pueblo.
Hoy al evocarla en ocasión del aniversario 90 de su natalicio lo hacemos con el orgullo de saberla ahí en sitio sagrado de la historia patria cautivando con su extrema fineza para dejar huellas imprescindibles de buen hacer.
Por su vida íntegra, por su dedicación, por su humanismo dulce y modesto, por su lealtad sin límites a Fidel, Celia es considerada por su pueblo, como "La más hermosa y autóctona flor de la Revolución".
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