Desde entonces somos más cubanos
Por: Rosa María Ramírez Reyes.
Diez días después de proclamar la decisión de ser independientes e iniciar la lucha por la soberanía, un patriota, Perucho Figueredo, a lomo de su caballo escribía los versos del Himno de Bayamo, los repartía a una multitud reunida a su alrededor y se escuchaban las notas para despertar los sentimientos patrios.
Del acontecimiento nuestro José Martí escribe en 1892 en el periódico Patria: "Para que lo entonen todos los labios y lo guarden todos los hogares, para que corran de pena y amor las lágrimas de los que lo oyeron en el combate sublime por primera vez; para que espolee la sangre en las venas juveniles, el himno a cuyos acordes, en la hora más bella y solemne de nuestra Patria, se alzó el decoro dormido en el pecho de los hombres".
La historia revela que el 20 de octubre de 1868, arte y rebeldía se mezclaban para dar a luz a la nación cubana; desde entonces ese es el himno que identifica a los hijos de esta tierra en cualquier parte del mundo, es el permanente llamado a morir por la patria que es vivir. Desde entonces somos más cubanos.
Aquel día de combate trascendería en nuestras páginas hasta convertirse en 1980 como la fecha dedicada a la Cultura Nacional, celebración que convoca cada año a la consolidación de las raíces y la defensa de las tradiciones.
Mucho se ha crecido desde 1868 hasta nuestros días, pero sigue siendo el Himno de Bayamo la llama que aviva los corazones e inspira a la lucha perenne de estos tiempos por preservar lo conquistado a fuerza de coraje y sangre.
Como símbolo del enriquecimiento cultural y la salvaguarda de lo autóctono el 20 de octubre de 2004 nació la brigada José Martí de Instructores de Arte, creación de Fidel Castro en pos de una Cuba más humana y justa.
Cada año la conmemoración de la efeméride marca nuevas metas en el hacer de la nación; de ahí que la sociedad toda se involucre en la conservación y transmisión a nuevas generaciones del legado histórico como cimiente de la cultura cubana.
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