El necesario hombre nuevo de estos tiempos
Por: Gabriel Peña González.
Pasaron cuarenta y tres años desde que matones a sueldo, organizados y entrenados por la Central de Inteligencia Americana, CIA, truncaron tu vida de guerrillero en las selvas de Bolivia.
Pensaron tus asesinos que las minas de La Higuera consumirían tu ejemplo y mancharían el brillo natural de tu conducta, ignoraban los ilusos que el altruismo es la virtud que te distingue, la que te hace inmortal.
La estrella de tu negra boina, ilumina con más fuerza que nunca a la América toda, la firmeza de tu mirada guía inequívoca a generaciones enteras por los caminos de la verdad y la justicia, tu semblante sereno y recto inspira confianza en los luchadores por la libertad.
Muchos, no tuvimos la suerte de conocerte en vida, tus verdugos lo impidieron, pero nos forjamos bajo tus principios y enseñanzas; aunque no estamos unidos por lazos sanguíneos nos acerca el indeleble deber de pelear por las causas nobles, de contribuir a la construcción del hombre nuevo que un día soñaste.
En esta pequeña Isla que te admitió como hijo, preservamos con cariño tus mayores riquezas: la vocación internacionalista y la Revolución Cubana que comandada por Fidel y Raúl resiste al bloqueo imperialista, a la caída del campo socialista, a las carencias, limitaciones y últimamente a los embates de fieros huracanes inspirados en tu nombre Ernesto Che Guevara de la Serna.
Hoy te encontramos en el pionero, el obrero, el combatiente, la ama de casa, te vemos a cada instante, en cada lugar, ahí, donde más útil eres al pueblo.
Juntos: tu paradigma, médicos, enfermeras, maestros, técnicos de deportes, cubanas y cubanos van por el mundo multiplicando ejemplos y amistades, fortaleciendo principios, ideas y valores, fraguando seres dignos, aunando voluntades, templando espíritus.
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