Aniversario 135 de la Protesta de Baraguá: como entonces, la independencia es sagrada
Por: Rosa María Ramírez Reyes.
Una de las páginas más hermosas de la lucha por la independencia se escribió el 15 de marzo de 1878, en Mangos de Baraguá.
Mambises dejaban claro el camino, no habría pacto ninguno capaz de agraviar la sangre que en la manigua redentora cubría el suelo, tampoco dignidad mancillada.
Conocido en la historia patria como la Protesta de Baraguá, el encuentro entre el general Antonio Maceo Grajales y el general español Martínez Campos, puso de relieve el más elevado sentimiento patriótico y la intransigencia del jefe mambí.
La paz sin independencia, no podría aceptarse porque sería borrar todo cuanto se había luchado contra la metrópoli.
Nueve años antes, el Padre de la Patria, Carlos Manuel de Céspedes, lanzaba al mundo de entonces el clamor de la independencia, desde su hacienda con la libertad de sus esclavos, a quien llamó hermanos y conminó a la lucha.
Ese 15 de marzo de 1878, durante la entrevista de los dos generales: Maceo, hombre de suprema estatura revolucionaria dejó bien claro a Martínez Campos, representante del Ejército Español que no se estaba de acuerdo con lo pactado en el Zanjón, las condiciones allí estipuladas justifiquen la rendición de las tropas tras batallar por una idea. Acentuaba su voz enérgica que no se aceptaba ningún tipo de trato que no fuera el de la total soberanía.
Así la Protesta de Baraguá inscribía como auténtica respuesta de los libertadores, enseñaba que la lucha tenía el sagrado objetivo de entregar a los nativos la verdadera independencia y que desde la manigua se peleaba por una Patria sin amos ni esclavos.
El decoro, de los jefes mambises otra vez se alzaba como bandera de combate para que siguiera resonando en los campos el filo del machete, como símbolo de entereza y amor por la nación.
De lo acontecido el 15 de marzo de 1878, Martí destacó, tengo ahora ante mis ojos la protesta de Baraguá que es de lo más glorioso de nuestra historia.
Y es así como hoy a 135 años del suceso, retomamos a Antonio Maceo para confirmar que como entonces, la independencia es sagrada.
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