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Laúd campesino, arraigo popular

Laúd campesino, arraigo popular

Por: Midalmis Pérez Batista.

       Especialista Programas Culturales

En Cuba, muchos estudiosos coinciden, que el laúd es un instrumento con notable uso en el siglo pasado, sin dudas, la aceptación de este por el campesino cubano lo han convertido en un elemento básico imprescindible dentro de la música campesina y más aún en las controversias y tonadas tan frecuentadas y gustadas en la Isla.

Por esto asegurar que su verdadera historia se ha desarrollado en Cuba es asumir su arraigo popular y cubanía. Aún cuando se asume que este instrumento llegó a Cuba con los conquistadores, cierto es que la bandurría como inicialmente se le llamaba se convirtió en el medio de expresión más cercano al campesino, aunque hay muchas referencias de su uso en las ciudades, se extendió principalmente por la zona central, Tunas,  Camaguey y hasta el occidente en Pinar del Río. Era ejecutado sobre todo por canarios y peninsulares, aunque los negros libertos y esclavos hicieron uso de este en sus festividades.

La bandurria tenor o laúd de brazo largo fue tocado por músicos como Miguel Ojeda en el Conjunto Palmas y Cañas, por lo que la bandurria contralto se impuso con el nombre de Laúd campesino siendo este el que prefieren usar los conjuntos que cultivan la música campesina en  la actualidad.

De indiscutible valor es el uso del laúd en el siglo pasado y los albores del siglo XXI. El estudio de este instrumento en el siglo XX  dependió en sus inicios  de las grabaciones hechas de reconocidas personalidades como Ariadna Amador, que al conservar estas han permitido conocer a músicos y laudistas como Martín Silveira.

Otras grabaciones hechas en la década del 40 y en 1985 a Alejandro Aguilar conocido como el Príncipe del Laúd, muestran a un laudista importante  de formación empírica, en este sentido se le agradece a la doctora María Teresa Linares la grabación más antigua de este reconocido instrumentista.

El fundador del Conjunto Campo Alegre, Raúl Lima, mostró la belleza del sonido del laúd con su ejecución impecable, alto sentido del fraseo y de la dinámica, siendo  reconocido como laudista insuperable de formación empírica.

José Manuel Rodríguez fue otro ejecutante  del instrumento que difundió su música  por los muelles del puerto y plazas comerciales, fue además fundador de la programación campesina musical de la televisión cubana y tuvo muchos seguidores entre los laudistas populares.

Son muchos los que se reconocen pero es importante mencionar además a Marcelo Lamas un virtuoso del instrumento y además dedicado a su enseñanza.

Varios han sido los artistas que han popularizado el laúd, Juanito Rodríguez Peña, Santiago Rodríguez y  a Barbarito Ferrás conocido como el Rey del Laúd, otros como Orestes Peláez que ha acompañado con su laúd a figuras dentro de las que se encuentran: Chanito Isidrón, el Indio Naborí, Ramón Veloz, Coralia Fernández, Celina González , Rosita Fornés y muchos más.

Esta amplia lista de músicos cubanos representantes de la música campesina nos demuestra como el laúd se aplatanó en Cuba para convertirse en un elemento dentro de nuestra identidad en manos de estos instrumentistas de formación empírica afianzando el carácter popular del laúd.

En los años 90 comienza una nueva historia con la creación de los estudios académicos del laúd o bandurria creado por Efraín Amador con la Escuela de Laúd Campesino. Al transcurrir la primera década del siglo XXI no podemos hablar de escuelas en todo el país para la enseñanza  de este instrumento a pesar de la presencia del laúd en los guateques, peñas, programas de radios y de televisión, acompañando a su inseparable amiga la décima que lo han colocado en lo más alto de la cultura cubana.

Es frecuente ver al laúd no solo como instrumento acompañante en los interludios para improvisadores, su  protagonismo es cada vez mayor. Por lo que a lo largo y ancho del país se han extendido los talleres de repentismo infantil, bien vale la pena hacer lo mismo con este instrumento que sin duda alguna es parte indisoluble de nuestra identidad cultural.

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