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Ramón López Peña de vigilia perenne en la frontera

Ramón López Peña de vigilia perenne en la frontera

Por: Grabiel Peña González.

Con solo diecinueve años y un carácter fuerte, pero de nobles sentimientos y sencillez extraordinaria, era el puertopadrense Ramón López Peña, asesinado por balas yanquis el 19 de Julio de 1964, cuando se disponía a iniciar su guardia en la posta tres del Destacamento Piedras Blancas, en la Brigada de la Frontera, en Guantánamo.

Ramón López Peña, era el primero de los doce hijos de Andrés López y Eunimia Peña. Nació el 15 de diciembre de 1944, en La Morena, asentamiento poblacional del hoy municipio de Puerto Padre. Humilde hasta los tuétanos sufrió la pobreza que imperaba en la campiña cubana antes del triunfo de la Revolución.

Ese diecinueve de julio, fue el día más importante para el valeroso Ramón, dos horas antes de que su vida quedara trunca por la ignominia imperialista, había afirmado que quería ser comunista, en entrevista individual como parte del proceso de ingreso a la Unión de Jóvenes Comunistas.

Por aquella época eran comunes las provocaciones de los marines yanquis instalados ilegalmente en la Base Naval de Estados Unidos, en territorio guantanamero, la soldadesca lanzaba piedras, hacían gestos ofensivos, articulaban palabras obscenas en busca de una reacción de los militares de la Isla que justificara una invasión a Cuba.

Alrededor de las siete de la noche de aquel trágico domingo, dos lacayos del imperio tirados en el suelo y borrachos como uvas, dispararon hacia la posta, las dos primeras ráfagas hicieron un surco delante de los pies de Ramón, a quien no le alcanzó el tiempo para cumplir la orden de refugiarse en la trinchera.

Sus compañeros recogieron el cuerpo mortalmente herido, un proyectil enemigo cargado de odio le atravesó el cuello, “marines, hijos de puta, me han matado”, fueron las ultimas palabras del consagrado joven. El resto de la escuadra llorando de dolor e indignación por el horrendo crimen supo mantener la serenidad y cordura, dejando a los provocadores con las garras embarradas de sangre heroica y los deseos de pisar nuestro suelo con sus mercenarias botas.

Ramón, no supo nunca que sería el primer militante de la Unión de Jóvenes Comunistas en las Fuerzas Armadas Revolucionarias, tampoco pretendió ser el primer Mártir de la Brigada de la Frontera, el puesto de combate más peligroso del momento.

El incremento de la escalada imperialista contra Cuba sigue siendo hoy una realidad, con la única diferencia que ahora no solo es hacia la Isla, sino frente al Mundo.

Allí, donde más cerca está el peligro, en la frontera guantanamera, vigilante, firme, serio, vestido de militar, permanece el joven Ramón López Peña, acá en su Puerto Padre natal y en el resto de Cuba, se multiplica su nombre en centros estudiantiles, sanitarios, laborales, en calles y parques, se inmortaliza su figura.

 

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