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El sí y el no del mundo de hoy

El sí y el no del mundo de hoy

Por: Raúl Martes González.

El mundo supo de un suceso extraordinario para los cubanos, por su simbolismo. En el Palacio de las Convenciones tuvo escenario el Primer Encuentro de Graduados de la Escuela Latinoamericana de Medicina.

Muchos hablaron y lo hicieron con palabras del corazón: somos médicos de ciencia y del alma, médicos de personas enfermas que no tienen dinero para pagar; somos médicos de los que ahora tienen muy poco, pero aman la esperanza, le agrademos a los cubanos todo eso. Cubavisión y otros medios trasmitieron muchas opiniones, en la noche de este lunes.

Los jóvenes narraron emocionados cuánto están haciendo en sus países, desde llegar a comunidades imaginariamente distante de la civilización, donde sus habitantes jamás habían visto un médico, atenderles problemas de salud y, para asombro de ello, no cobrarles; hasta construir con manos propias un pequeño hospital bloque a bloque conseguidos entre la gente de pueblo y convencer de que se pueden hacer cosas increíbles.

La siembra de conciencia crece, a partir de un discurso diferente en el que ahora la mujer y el hombre curan y educan desinteresadamente, sin decir palabras engañosas. Millones de personas son testigos de esas circunstancias en América Latina, el Caribe, África, Asia, Medio Oriente.

Es otra forma de entender la realidad en una parte del mundo, donde se parte de creer en las virtudes del hombre y atender sus necesidades. 

En la otra mitad del planeta, seres humanos piensan en otra realidad: el presidente de Estados Unidos George W Busch, cree en la teosofía, la doctrina mística que admite el conocimiento de Dios mediante la comunicación directa con el mundo del más allá.

Busch siempre alardeó de eso, incluso llegó a decir que las agresiones a oscuros rincones del planeta, como Iraq y Afganistán, se las había sugerido el Señor, aunque nunca dijo si pertenecía a una de las asocaciones teosóficas existentes en su país desde finales del siglo XIX. 

La guerra es un recurso diabólico que emplean los torpemente vivos. Con ella satisfacen sus ansias de poder, a costa de la destrucción de pueblos y culturas que duraron miles de años en su fundación.

El mundo vive en paralelo: unos construyen el porvenir, otros destruyen las esperanzas. Aceptar el bien ha de ser empleo urgente de los pueblos. Juntar el destino está sólo en la fuerza de los seres humanos.

La Escuela Latinoamericana de Medicina es un aviso del bien posible de Cuba hacia el mundo; con todo y eso, la critican. ¡Qué saben de la vida aquellos que nunca crean el bien! En busca de esa luz, vienen quienes son constructores de quimeras
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