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En la Jíbara hay sol bueno y mar de espumas

En la Jíbara hay sol bueno y mar de espumas

Por: Grabiel Peña González.

La Boca, La Llanita y Covarrubias, son playas del norteño municipio de Puerto Padre, famosas por sus cristalinas y apacibles aguas; arena natural, blanca y fina; y un calor caribeño, abrasador. Al noreste otro litoral: la Jíbara, refugio de pescadores, de hombres y mujeres de ley, que prefieren el olor a algas, acostarse cuando el sol se sumerge en la lejanía del Océano y despertar al tiempo que las olas rompen a la orilla en mar de espumas.  

A la Jíbara se accede desde Puerto Padre por pedraplén, mientras, desde Vázquez y sus comunidades aledañas (Santa Teresa, Marañón, Diego Felipe y San Miguel) se llega, además, por vía férrea.

Por muchos años la Jíbara fue el escenario principal del plan vacacional para el descanso de obreros agrícolas y cañeros, proyecto abortado a favor del cumplimiento del ordenamiento territorial emprendido en Cuba, que incluye la protección de la duna costera.   

Pero, en la Jíbara hay vida, quedan cientos de casas de familias residentes habituales y otras veraneantes, que son mayoría.

En la Jíbara quedan personas como José Ángel García Hidalgo, nacido en la zona, que en sus años mozos fue a Las Tunas en busca de trabajo y también encontró el amor. Ahora jubilado regresa para junto a su esposa, regalarle a la playa una divina área de baño que ya se reconoce como “Los Gallegos”, en alusión al alias de la familia.  

“Hemos dedicado días y días a sacarle las malezas al mar, chatarra, vidrios y cuanta cosa que la gente tira, contaminando el ambiente. Las piedras la utilizo en la cerca”, dice Gallego señalando con sus viejas pero útiles manos hacia su casa.

A la Jíbara por estos días también le nacen sombrillas de pino y guano marino, plantadas por trabajadores de la brigada constructiva de la Empresa de Cultivos Varios Antonio Guiteras, de Puerto Padre, que ayudarán a mitigar la exposición de los visitantes a los rayos solares.

La Jíbara no es el fin del mundo, no es un paraje olvidado en la geografía de Puerto Padre. En la Jíbara hay sol bueno y mar de espumas.

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